No había más que un gran charco en esa calle, en donde un solo color predominaba. Ese día había sido muy lluvioso, no había más que gente que corría para todas partes. Tantas historias por contar, miles de pensamientos cruzados en una sola calle. Millones de Paraguas desfilaban por este bulevar, eran todos negros, ninguno de color, eran todos exactamente iguales. La lluvia había despintado los colores, ahora todo era nuevamente gris, ese gris que lleva a mi locura.
Solo necesito un minuto, para hacerlo, ella es quien debe ver, ella es quien debe sentir, ella es mi vida. En estos días cuando los colores se van, y todos estamos grises, ella siempre resalto con sus carnosos y deseables labios rojos. Y mi meta siempre fue tener el mismo color que ella en un día como hoy.
Pero, pero como los colores ya no sirven, no puedo pintar, hace años que ya no pinto más, mis colores se fueron y no volvieron jamás, todos se fueron y no había a donde poder escapar, de esta malvada calle gris, donde los sueños mueren al pasar, donde no hay futuro. En este lugar solo hay un color y es el gris, pero cuando llueve ella pasa y me hace recordar el color rojo natural, ¿como es que ella puede evitar ese gris en sus dulces labios? Un millón de veces trate de acercarme a ella cuando su pasos dibujaban huellas en el piso mojado del lugar, pero nunca la alcance aunque corra y corra, ella solo camina y rápidamente va dejando solo su recuerdo en todo el feo bulevar.
Baje las escaleras de mi casa, para ver si podría verla a estas horas de la mañana pasar, Salí a la calle y nada, mucha gente caminaba, pero ella aún no llegaba. ¿Que podía hacer?, ¿que podía hacer?, quería encontrarla, quería mostrarle que también podía pintar la calle y desafiar a ese horrendo color gris, y fue ahí cuando la vi pasar. Caminaba lento, tenia una cartera, y el cabello largo, su cuerpo todo gris al igual que todos, pero sus labios tenían ese rojo que me apasionaba.
Entonces en un arranque de emoción decidí pintar por última vez y desafiar al mundo de una manera extrema, única, y así conectarme con ella tan solo por un segundo. Tome un cuchillo de la cocina, corrí hacia la calle, y al fin la alcance, la pare y le dije: "te amo, yo también puedo pintar como vos, yo también puedo desafiar mi destino" y ahí fue cuando me clave el cuchillo en mi corazón, así la calle y el bulevar se pintaron de un rojo natural que poco a poco borro el gris de había por todo el lugar, la lluvia seguía pero los colores habían vuelto a renacer, mientras yo moría. Caía lentamente en ese charco de sangre mientras ella me sujetaba, y lo único que podía decir era que la amaba y en mi muerte ella tendría que buscar aquella pintura que estaba bajo el telón en la sala de mi comedor. La sangre se desparramo por toda la calle, la sangre se había instalado en la piel de aquella mujer que yo ame. Y gracias a la sangre, a mi sangre pude ver todos sus colores, pude pintar, pude ver la gloria por última vez.
-Señorita, ¿usted conocía al señor? –Dijo un policía al a mi bella amada de labios rojos
-No, jamás lo había visto, pero él parece que a mi si.
-Pues creo que debería venir a ver esto
El oficial la guío hasta mi sala del comedor, donde un lienzo estaba tapado con una sabana blanca. El oficial saco la sabana y le mostro mi ultimo retrato de color que había sido pintado ya hacia 4 años, estaba dedicado a la mujer de mis sueños, Ella. En esa pintura, estaba dibujada mi muerte, estaba yo echado en el suelo, en un gran charco de sangre, mientras ella me sujetaba. Ese cuadro se llamaba "Dibujos de Sangre".
Ese fue mi ultimo cuadro de color ese fue mi ultima historia, mi ultimo momento. Todo fue una gran locura, que inicio cuando vi la sangre dibujada en la más profundo de mi ser, cuando vi cada pecado, cada muerte que ayude a crear en esos días de perversión, lujuria y vicios autodestructivos que hay en la vida. La sangre de esas personas siempre me siguió, no importa donde estuviera, el agua ya no era transparente, era roja, y la lluvia me castigaba quitándome mis amados colores, ya no era vida lo mío, era un gran infierno, era yo manchado de sangre de terceros. No se que paso, que soñé, que fue real, solo se que ese día morí y ella me vio por primera vez, mientras yo me hundía en mis propios dibujos de sangre...